1º.- Estructura básica de una idea musical
En la música tonal; y partiendo de una estructura sencilla y "cuadrada", que no siempre tienen que ser así; podemos emplear como esquema básico el expresado en la imagen inferior, en el que tenemos los siguientes elementos:
a) En cuanto se inicia la "micropieza" (frase musical con sentido completo), lo primero que debemos de hacer es asentar el tono en que nos encontramos, por medio de una cadencia auténtica (no necesariamente perfecta) más o menos elaborada (I-V-I o I-IV/II-V-I,etc.).
b) Otro elemento importante es el reposo que se produce a mitad del "discurso", en el compás 4. Habitualmente se reposa en un grado tonalmente importante (I, IV o V). Debido a que nosotros iniciaremos y finalizaremos el ejercicio con el Ier grado, utilizaremos en este punto el IV o el V (le daremos prioridad al V, por ser más empleado en este punto que el IV, pero se podría ubicar en este punto cualquiera de los grados tonales).
c) Es bastante común; si se emplea la cadencia rota; insertarla al salir de este reposo en el V grado (por lo tanto ubicaremos el VI grado en la parte fuerte del compás V).
d) En el compás 7 se ubica la cadencia auténtica pero ahora; a diferencia del inicio; si será perfecta (con el V y Ier grado en estado fundamental). Es habitual preceder el V grado por un acorde en función de Subdominante (IV o II). Por tanto el compás 7 nos quedaría con el IV o II en la primera blanca y el V en la segunda blanca, para ubicar el I en la parte fuerte del compás 8.
e) En este punto podríamos finalizar el ejercicio, pero vamos a insertar después de la cadencia auténtica, la cadencia plagal (a modo de "coda").
El motivo de emplear tanto la cadencia rota como la plagal, es de tipo pedagógico (para que nos acordemos de la ubicación más habitual de cada una de ellas, así como de los acordes que la conforman), ya que no son estrictamente necesarias para la creación de una pequeña pieza tonal, como si lo son el resto de los elementos empleados.
2º.- Criterios para la elección de grados
Lo primero que debemos de hacer para saber las distintas posibilidades de armonización de cada nota de la línea de un bajo que nos propongan para armonizar, es lo siguiente:
a) Pensamos que grado del tono en que nos encontramos es la nota del bajo que tenemos, y le ponemos el número romano pertinente debajo de la nota. Evidentemente si armonizáramos esta nota con el grado indicado, tendríamos el acorde en Estado Fundamental.
b) A partir del grado que hemos puesto debajo de la nota, comenzamos a descender terceras, y por tanto el primer número romano que nos salga será el acorde en primera inversión con el que podríamos armonizar dicha nota, y el siguiente número será el acorde en segunda inversión con el que podríamos armonizar la misma nota.
Ahora lo primero que debemos de tener en cuenta es la restricción que hemos establecido en cuanto a la utilización de las inversiones. Habíamos dicho que tanto el Estado Fundamental como la 1ª inversión no estaban sujetas a ninguna restricción en su uso, pero en el caso de los acordes en segunda inversión; de momento; teníamos dos restricciones:
a) No utilizar dos acordes en segunda inversión seguidos.
b) No llegar ni salir de un acorde en segunda inversión por medio de un salto en el bajo.
Por tanto ya podríamos eliminar de este "menú" de posibles grados con los que armonizar cada nota del bajo, todos aquellos grados que implican segundas inversiones en los que el bajo llega o sale por salto (p. ej. en el compás 5).
Una vez realizada esta tarea de "limpieza" de posibles errores en la utilización de la segunda inversión, vamos a establecer los tres criterios que nos valdrán para elegir los acordes con los que armonizaremos el bajo dado, partiendo de la base que ninguno de los tres predomina sobre los otros (no es más importante el primer criterio que el segundo o el tercero).
a) La importancia tonal del grado (grados tonalmente importantes I, IV y V).
b) El "salto de fundamentales" ( son saltos fuertes la 4ª ascendente y la 3ª descendente).
c) La variedad de grados (insertar en la progresión un grado que todavía no hubiera aparecido, ya que una armonización es más rica en función de que utilicemos la mayor cantidad de grados distintos).
A estas tres normas citadas, tendríamos que añadirles consideraciones de tipo "estructural" ( en que parte del discurso nos encontramos, y que se supone que debemos de hacer en ese "lugar" de la estructura).